Avui quan estava esmorzant he vist que tornaven els papers incautats pels franquistes a institucions i particulars catalans durant i després de la Guerra Civil. Els documents de la repressió que continuen a Salamanca tornen. I això és motiu d'alegria. Una situació incomprensible en una democràcia, com la de mantenir documents incautats en època de repressió i que tenen propietaris legítims vius, s'ha solucionat. És clar que no ha estat exempta la devolució del soroll i de la demagògia, fins al darrer moment. Veure com l'ajuntament de la ciutat ha impedit les furgones aparcar davant de l'Arxiu de la Guerra Civil per fer la càrrega dels documents ha estat la darrera mostra del PP sobre com entén el concepte de justícia.
El predicador dels matins ho comparava amb la polèmica de les obres d'art de la Franja. Recurs fàcil, sempre i quan no s'hi entra a fons i s'escolta les parts. Aleshores es veu com probablement si la diòcesi de Barbastre vol les obres les hauria de recomprar. Però, aquest serà un punt per on estiraran ara, per denunciar un fals greuge entre l'Aragó i Catalunya.
A continuació poso el missatge que he enviat al programa La Mañana, de la COPE. Sóc masoquista, potser sí.
Los papeles salen de Salamanca, donde nunca debieron entrar. Lo siento
por aquellos que no quieren comprender la justicia que representa
devolver los papeles a sus legítimos dueños. Sí, a sus dueños, porque
aunque se diga lo contrario por las ondas, en Catalunya ya sabemos que
además de volver los documentos oficiales vuelven documentos de
particulares, los cuales ya se ha anunciado que se entregarán a sus
dueños. El problema que tienen es que Catalunya es una herramienta
política, para atacar al gobierno. Como en otros casos, si esto se
hubiera hecho en un lugar con otro gobierno, de un color amigo, el
revuelo no hubiera sido el mismo, o no hubiera sido, simplemente.
En Salamanca debieran estar contentos de que salgan de allí documentos
incautados ilegítimamente durante y después de la Guerra Civil,
básicamente para ejercer la represión entre los vencidos. Y más aún,
cuando los legítimos dueños o sus herederos, aún están vivos.
Churras con merinas, es lo que me parece, por otra parte, equiparar la
situación de los documentos incautados en Salamanca y las obras de arte
sacro de la diócesis de Lleida. Además de recordar que la diócesis de
Barbastro-Monzón existe desde hace sólo una década, también hay un
argumento de propiedad. Porque mientras se hace el paralelismo entre
Salamanca y Lleida, no se explica que las obras de arte fueron
adquiridas a finales del siglo XIX por el obispo de Lleida. Si no es así
alguien miente, o alguien se equivoca. Si es así, creo que la devolución
debe ser realmente una recompra de lo vendido en su momento. Y en
cualquier caso, la devolución debe ser a las parroquias de origen, no a
un museo de la relativamente nueva diócesis.
Un saludo,
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